jueves, 31 de mayo de 2012

Ceremonia


                                                                           “ Eso es la vejez.
                                                                             Ver de memoria.”
                                                                                         H. Conti

Ya llegó mi vejez
No hay dudas
Veo de memoria
tantas cosas,
perdidas en el tiempo,
tantos hechos
irrelevantes, infinitos.
Tantos personajes
invisibles, vulnerables.

Quiero escribir
sobre todos ellos
volverlos perdurables.
No quiero borrar
sus mínimas  vidas.
Quiero rescatarlas, en esta
“Ceremonia sublime” de dar
forma con palabras
a la historia,
en la tierra elemental
de los sueños imposibles.



                                       

Vivir

                                                                                   El pájaro vuela, sin
                                                                                   saber que vuela"
                                                                                                    E. Galeano

Disfruto del andar
Veo el sol, las plantas,
los perros y los hombres.
Intento manejar el "arte del silencio"
Trinos y voces humanas
invaden mis oídos.
Me uno al Universo, tomo su
energía. Existo.
Quizá caminaría hacia atrás
hasta borrar el momento oscuro
de la muerte de mi madre y encontrar
la paciencia de mi padre y su calidez.
Añoro: La infancia, los amigos y mis clases.
También las calles quilmeñas, los alumnos.
El patio de la casa, sus uvas y su higuera.
La hamaca, el piano y los juegos.
Unas botas negras, para lluvia, que me transformaban
en el General de mis lecturas.
A Corín Tellado y sus romances, que me llevaban
a soñar con el príncipe que subiría hasta mi torre.
Todo lo añoro, pero disfruto del presente.

viernes, 25 de mayo de 2012

Mirando la calesita


Hace meses la veo deteriorarse, está en la plaza de mi barrio.
Le robaron parte de su estructura y el motor. Ahora los domingos están vacíos de su música.
Averiguo: ¿qué sucedió?, ¿por qué nadie la pone en marcha? El vecino de enfrente me comenta que ha muerto el dueño.
Hoy tiene un cartel de venta. Hay un número de celular y aclara que se vende con las habilitaciones necesarias.
La quisiera comprar, me gustaría manejar ese negocio. Poder regalar la sortija, como hacía aquel calesitero que para no hacernos llorar, nos daba una vez a cada una, a mí y a mi amiga, ese premio tan ansiado.
Me parece estar dando vueltas en ella, frente a la estación de Quilmes, esperando el tren que traerá a mi padre de regreso del trabajo, que sin demostrar cansancio me sonreirá desde el andén.
¿Será por eso que deseo verla funcionar?  Para poder, así, evocar esas tardes de mi infancia.





Paloma herida


                               

La paz quebrada y vos paloma herida
y otra vez el hombre, ataca el hombre.

Y otra vez la violencia, vence a la inocencia.

Gana la guerra y te invalida.
Paloma que tanto fuiste herida.

En Hiroshima te mataron.

En este milenio ¿Quizás?..
Te deshagan en guerras.

Y hace falta: ¡Tanta Paz!












lunes, 21 de mayo de 2012

Ensueño


                                                                                “Vive con intensidad tu vida
                                                                                    y no dejes nunca de soñar”      
                                                                                                               W.W.
                              
 
Mis ojos están empañados en un laberinto diáfano. Chisporroteos de colores acunan mi soledad penosa y voluntaria.
En esa tarde larga e infinita, donde un abanico de silencio nos cubrió, imaginé este lugar inviolado y perfecto. ¡Esta plaza! ¡Mía!
Mía, por las mañanas, cuando todavía nadie abandonó sus sábanas y aún una pausa vaga cubre los restos de la noche.
Entonces quisiera recostarme sobre el pasto, cubierto de rocío, y disfrutar del gorjeo de los pájaros, y del verde húmedo, y del cielo que se tiñe de un rojo insoslayable.
¡Mirar al infinito!
¡Y encontrarte!

Prisión dorada


                                                                                                       Atardecer
                                                                                          con sombras enjauladas.
                                                                                               Se duerme el patio


Patio de ladrillos, personajes con muchos años y recuerdos  lo recorren y siguen encerrados en la memoria de Rosa.
Vive allí desde su infancia, esos seres la acompañan en sus días largos.
La casa tiene rejas y una jaula enorme, ubicada en  medio del patio, debajo de la higuera.
Dentro de esa dulce prisión, un cardenal ensaya su canto. Los canarios en nidos prolijos, intentan descendencia. Liban zanahorias para teñir sus plumas.
Gatos traicioneros acechan a los pájaros.
Los recuerdos acechan a la prisionera de la casa.
Las sombras están en su cabeza de jaula.
Se duerme el patio. Rosa sueña otra vida. Regresa a la infancia y vuelve a entrar a la casa.
Reconoce cada rincón. Cada planta: tacos de reina, el naranjo, las margaritas florecidas.
El secreto temblor de las plantas entra por todo su cuerpo.
Vuelve a sus sueños de niña: a sus muñecas, al piano, a sus lecturas (Capdevila, Corín Tellado), a los mapas, a los bailes.
Los vecinos y los amigos. Reuniones con asado y risas. Despedidas y reencuentros, en ese patio viejo. La parra, la higuera y los ladrillos gastados.

Todo brilla en su memoria.

lunes, 14 de mayo de 2012

Días de mayo


Escena luminosa/ sol insospechado
Nubes cabalgantes/ lo envuelven y lo atan

El viento conduce/ ráfagas de fango
Su risa inesperada/ látigo de plumas

Lluvia incontable/ acompaña mi nostalgia
con un tempo lento/ casi adagio sin luz

Formas preciosas del silencio/ angustia
gozosa de esta fiesta/ de recuerdos vacilantes







martes, 8 de mayo de 2012

Herencia



La unánime tormenta avanza desde el oeste.
Claire decide vender la cabaña, que es la herencia de la abuela Gretchen. La comparten con su primo Rudolf, pero él vive allí desde la muerte de la anciana, era su preferido y no quiere dejar el lugar.
El papá de Claire, que era francés, odiaba a los germanos. La relación con Rudolf, ario por naturaleza, no es buena. Nunca lo fue. Sus padres se odiaban y ellos heredaron ese odio.
Claire viaja desde Buenos Aires con su ex-esposo, que quiere comprar la propiedad para sus hijas. De ese modo quedaría en la familia y creen que así será más fácil negociar con Rudolf.
Éste no quiere transigir y está atrincherado, no piensa dejar entrar a nadie. Hizo destruir el muelle. Desde la ventana de su dormitorio divisa todo.
La unánime tormenta avanza desde el oeste. El Nahuel Huapi refleja las luces de los lampos.
Tiempo atrás Rudolf, por su profesión, estuvo en África, donde supo dormir elefantes enormes. Hoy en su refugio espera, rodeado de sus armas. Defenderá la casa a toda costa.
Lo conocí almorzando en la hostería "Las Cartas", frente al lago, en un otoño hace varios años. Desde entonces compartimos la cabaña.
Es un verdadero "loco de la guerra", pero lo amo y lo acompaño en su locura. 
Pronto estallará la tormenta.