domingo, 29 de junio de 2014

Rutina

Un pequeño bar de la calle Esmeralda. Se han sentado, con desgano, Elsa y Juan. Piden y el mozo se va. Ella piensa como decirle que no lo quiere más. El aroma a café perfuma todo.
A Juan le dolerá escucharla. Lo hará con tristeza. Los recuerdos de la infancia aparecen en su mente, no quiere oír. Escucha gritos, niños que pelean, onomatopéyicas balas, corre. El llanto viene a sus ojos. Acongojado le aprieta las manos, la necesita, tratan de borrar el dolor.
Terminan el café, se levantan sin hablar. Caminan lentamente hacia donde proseguirá la rutina.


En la reducida cocina, Juan prepara el desayuno. El olor a café le recuerda la conversación en el bar. Se sienta y lo toma, cree que algo ha terminado.
Elsa recostada piensa como resolver la situación, triste y sin ánimo, finge dormir.
Espera el golpe de la puerta. Calcula lo que tardará hasta la calle, se asoma a la ventana y lo ve caminar cabizbajo hacia la parada del colectivo. Se sirve café, está frío, lo deja sobre la mesa. Trata de ordenar, choca con los muebles.
Sale a hacer las compras. Respira aire fresco. El cielo plomizo anuncia una tormenta.
Al regreso, toma todo el dinero, que le alcanza para un pasaje a Rosario. Junta su ropa y sale del departamento quizá por última vez. Huye de la rutina, cree que para siempre.


Juan regresa del trabajo y adivina la ausencia de Elsa, la taza de café sobre la mesa y la falta del dinero le dan la certeza de su partida. No se sorprende. Tampoco se alegra. Debe pensar. Está solo. Se tira en la cama y mira el techo. No se puede concentrar, ni resolver nada.
Entre dormido oye el avión que todas las noches los hizo soñar con un viaje.
Con el sol sobre su piel, la arena dorada y la sensación de libertad, es feliz. Es feliz ante aquel mar azul con veleros que iluminan el horizonte. Recupera energías.


Pasa algún tiempo hasta volver a ser él mismo. El trabajo, poco a poco, lo entusiasma. Comienza a salir, a tomar café en el centro, a mirar a las chicas.
Al regresar a su casa recuerda el perfume de Elsa, que ya se esfumó. El avión de la noche lo hace soñar. Despierta seguro de continuar con su vida y quizá volver a enamorarse. El sueño, repetido hasta el cansancio, lo ilusiona.

Es feliz, en realidad, el día que compra su pasaje al Caribe.
Al momento de bajar del avión divisa la silueta de Elsa, que cumple con el deseo de hacer ese viaje, que tantas noches  habían soñado.
Desde la ventanilla del avión disfrutó del espectáculo maravilloso de Buenos Aires iluminada y sientió que cortaba con su pasado, pero al verla a ella Juan piensa   que su vida se podría rearmar.
Elsa no lo ve hasta llegar a Punta Cana.
Mientras saborea su aromático café, y piensa en su vida, descubre la figura de Juan en una mesa vecina.

¿Retomarán la rutina o cada cual hará su camino?    


viernes, 27 de junio de 2014

El tapial

Separaba mi casa de la de mi mejor amiga. Pero en vez de ser un límite era un vínculo. Las escaleras a ambos lados transformaban las dos casas en una sola.
Esa pared, que dividía físicamente, nunca existió para nosotros como un obstáculo. Fuimos una familia, que todavía conserva esa hermosa amistad.

domingo, 15 de junio de 2014

Aún te recuerdo

Te recuerdo tantas veces,
te siento junto a mí,
aún cuando ha pasado el 
tiempo.

Recuerdo tu paciencia,
también tu calidez,
deseo tenerte cerca, por lo
menos una vez.

Quisiera hablar contigo,
pero hoy no puede ser.
Tal vez dentro de poco,
tal vez…

Cuando te vuelva a
ver.

Julio del 96



A mi padre con cariño
Hoy será un día magnífico
todo merece y parece florecer.
No hace más que renacer
mi ánimo tranquilo.

El alma ha rejuvenecido
ya no quiere más volver.
La hierba ha vuelto a nacer,
el campo ha resurgido.

Tú quizá te has levantado
con cierta ansia de volver,
sabes que siempre te he amado.

Me cantó el alma ayer...
brotó la luz, ha iluminado.
Hoy, te vuelvo ha merecer.



                                          31/05/2005

viernes, 13 de junio de 2014

Los garabatos de mi alma

                 

Trato de escribir en unas líneas
lo que me pasa en esta vida, pero
son sólo garabatos de mi alma.

Escribo, borro, enmiendo
y nunca queda claro lo que
pienso.¿Será así como me siento?

¡Palabras, sílabas y letras!
que uso casi a diario y no
alcanzan. Son sólo garabatos.



                               Quilmes, julio 2005

jueves, 12 de junio de 2014

Barrilete



Volar en niño.
Cortar sueños de colores,
un armazón fuerte de cañas.
Manejar con habilidad
el pegamento del alma.
Formar un cuadro
de luz y de amor.
Adornarlo con flecos
que acaricien la luna.
Poner un piolín, que flojo,
llegue hasta las nubes.

2005

miércoles, 11 de junio de 2014

Zoo elemental




Ese día el humor del cielo había empezado a descomponerse desde muy temprano, y estaba nublado y fresco, pero no había riesgos de lluvia antes del mediodía. Se acercaban las lluvias monzónicas de junio en Nepal, la temperatura subirá hasta pasar los treinta grados. Los turistas ya habían partido y la selva quedó a merced de la fauna.
Un tigre alucinado ruge y ataca a un cervato altivo, la madre corre a defenderlo.
El felino huye como un rayo entre los matorrales húmedos por la niebla matinal, donde las feronomas de un ciervo macho dejaron su huella.
La larga vida, de años de lucha por la supervivencia cruel, los hizo desconfiados.
Tanto el tigre como la cierva, conocen los límites de sus territorios. Las madres repiten en forma ancestral este acto en defensa de sus crías.
La especie humana no siempre lo repite. Muchas veces los animales nos dan una enseñanza.







Día de lluvia

Hoy he cometido un desatino.
Vestí mis galas y salí, bajo
                                 la lluvia,
desafiando al viento.

Caminé mucho y te vi.
Supe, entonces, que el cielo
es tu techo y un adoquín tu
                              almohada.
Lloré al verte y supe:
                       ¡Cuánto tengo!




                              19/07/2005
La imagen puede contener: una o varias personas y personas sentadas