Sueños.
“…los sueños son la actividad
estética más antigua”.
J. L. Borges
Quiero dormir, en forma plácida. Sin
pesadillas, ni angustias. Sin ese sudor frío que me despierta y me empapa.
Siempre el mismo sueño. Por las
noches y también durante el día. Con los ojos abiertos me persiguen las mismas
imágenes. Y me acompañan todo el tiempo. Una cara horrible y sombras que me
persiguen.
Me paralizo. Es que ese acero azul
de sus ojos me hace temblar. Me observa. No me habla.
Mi cuerpo arde. Corro. El mar.
Descanso.
Dicha.
Habían atravesado la capa de nubes y
un sol radiante bañaba todo el interior del avión...Ellos creían haber tocado
el cielo, no conocían la tormenta que se avecinaba y que haría necesario un
aterrizaje de emergencia.
Cuando oyeron la voz que pedía que
se ajustaran los cinturones creyeron que llegaban a destino. Se tomaron las
manos, se besaron con alegría. Todo parecía normal. No notaron los nervios de
la azafata, ni la inquieta voz del piloto que pedía serenidad.
Ellos vivían su dicha y no percibían
la realidad, que transformaría éste en su último viaje.
Desesperación
Estaba en Madrid, con su hijo, en el
departamento de una amiga. Iba a visitar a su nieta. Emocionada se despidió
rápido de su amiga.
Subió al primer micro que pasó,
sabía que vivían en el campo. Cuando comenzó el descampado quiso encontrar la
dirección, el nombre del lugar.
Descubrió que no tenía el celular,
tampoco el dinero. Buscó y rebuscó entre las cosas de su hijo, sólo anteojos y
papeles inservibles.
Bajaron apurados. Frente a ellos una
hostería, le dijeron que no había lugar, comenzó a preocuparse, no recordaba
ningún teléfono, pidió hacer una llamada internacional, una amable señora le
acercó unos dólares, no podía discar nada, puso 5411 y nada más aparecía en su
mente.
Desesperada no sabía cómo resolver
la situación.
De golpe sonó el despertador y se
levantó confundida.
Duda
Estuvo frente a casa varios días.
Observaba los movimientos y estaba atento a todo.
Tuve miedo, pensé en llamar a
alguien, Casi una semana sin salir me tenía angustiada. Lo observaba por las
ventanas y dudaba sobre que debía hacer.
Hasta que un día salí y lo enfrenté.
Le dije:” Ven a mi casa y verás quien soy”
Me miró asombrado, me contestó que
sólo quería saber sobre la vida del hombre que había muerto.
Pensé no contestarle, pero lo hice
pasar y le conté todo lo que sabía.
Dolor
Estaba en una reunión de exalumnos. Reconocía a casi todos.
Saludos y recuerdos. Vio a la madre de una amiga, le pregunta por ella. La
señora la mirada asombrada y le dice: “Ella falleció hace dos años”.
Dolor infinito.
Datos
Hacía años que buscaba algún dato de él. Amigos desde la
infancia, hijo de amigos de su padre.
Nada, en ninguna red social, en ninguna base de datos,
¿Habrá fallecido él también?