domingo, 3 de marzo de 2013

Recuperar la magia





                              La verdadera patria del hombre es la infancia.
                                                             (Rainer María Rilke). Porque es donde uno forma su carácter y recibe fuerzas para recorrer la vida.
La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras.
                                                               Jean-Jacques Rousseau

    
    
En febrero de 2013 viajamos a Córdoba. Como siempre las sierras fueron propicias para reflexionar y observar a los que todavía viven en ese mágico mundo de la infancia.
Sentados en el parque de la estancia-hotel “La Granadilla”, al pie de las sierras grandes, en el Valle de Calamuchita, a 1200m sobre el nivel del mar, escucho hablar a varios chicos, que allí se alojan.
Discuten sobre a qué jugarán. Me recuerda mi infancia junto a mi amiga-hermana y las horas que nos llevaba decidirlo. A veces, llegaba la hora de separarnos y no habíamos jugado a nada. Le digo a una de las nenas que no peleen, y ella me contesta:”No peleamos, discutimos.” Lo mismo hacíamos nosotras, todo el tiempo.
Uno de los pibes dice alborotado: “Encontré una tumba…”. Otro le dice:”No, es una capillita”.  Me acerco al lugar, que antes no había detectado, y encuentro en la “capillita” una imagen del Sagrado Corazón, los niños en su curiosidad  descubrieron algo que yo ni había visto.
Siguen con sus conversaciones. Utilizarán poderes y elementos. Atributos como el rayo y el fuego, serán sus juguetes. Sus palabras  deben surgir de lecturas o video-juegos que practican a diario. Nosotras, en nuestro tiempo feliz, sólo teníamos los libros que nos hicieron viajar y soñar (además de despertarnos un gran amor por la literatura) y lo que escuchábamos de los relatos de nuestros mayores.
Les pido, a los niños, sus nombres: Mateo, Jaime y Fernando, los saco de su mundo. Se termina la magia de escuchar tanta imaginación. Hay que oír, no participar, no interferir, dejarlos volar.
Desaparecen”…indescifrables signos que se lleva la tarde” (M.A.Morelli).
Otros  grupos  usan ese largo tiempo de descanso  para montar a caballo o jugar al tenis. Hay un metegol. Uno de los  pibes invita a Carlos, mi esposo, a jugar. “No sé”, le dice éste. “Es fácil”, le contesta, “Tenés que mover los palitos”.
Para ellos todo es así, sencillo y maravilloso.
Las nenas se hamacan, los varones patean la pelota. Los perros corretean. Los mozos preparan el comedor para la cena “…una bandada de pájaros atraviesa el horizonte/dibujando misteriosas figuras en el aire…”, “…mientras allá arriba/cerca del cielo,/el sol reverbera todavía en su plumaje/”y pone “…metáforas de miedo a la noche”. (M.A.Morelli).
En este lugar soñado soy feliz  sólo con admirar las montañas, los árboles y el cielo.

                                             Dulce aroma
                                           cocina elaborada
                                             sabor serrano