"Cuando se mudó a aquella casa y descubrió las cajas con libros, en la habitación del fondo, comenzó a revisarlos con la esperanza de encontrar algo valioso. De pronto, apareció un cuaderno. Lo hojeó rápidamente. Eran cuentas de almacén, listas interminables de alimentos y demás, comprado a crédito. Iba a tirarlo, cuando pasó una hoja donde comenzaba, con otra letra, un largo texto. Comenzó a leerlo y se sorprendió. Se trataba de lo que la abuela le contaba a su madre, sobre la enfermedad del abuelo.
Santizeño el hombre. Portero de departamento, hoy sería encargado.
Borrachín, terminó sus días en Opendoor. Amaba la libertad y la bebida.
No pudo con el vicio. Varias veces logró escapar. Intentaba volver a la familia.
De Luján a Bs. As. Y vuelta a Opendoor.
Ante esos reiterados intentos de conocer a su nieta, su yerno la llevó hasta el hospicio.
El viaje desde Quilmes lo hacen en un Chevrolet 37, de un amigo, fue intrigante para la niña. Conocería a su abuelo (el único vivo).
¡Cuántas dudas!
Hoy no hay recuerdos. De pronto ese cuaderno podría hacerle conocer parte de su historia.
Ahora lee como la abuela viajó a España (embarazada) junto a su marido. Iban en busca de un lugar tranquilo, lejos del convulsionado Buenos Aires. Se instalaron en Santiz, provincia de Salamanca donde había nacido él. Todo iba bien. Nació una niña, su madre, en junio de1910. Al poco tiempo él retomo la costumbre de tomar unos vinos con sus amigotes. Una noche, pasados dos años, llegó borracho e intentó prender fuego a la cama de la niña. La abuela cuenta como decidió en ese momento volver a Buenos Aires y recobrar su trabajo de ama de llaves, estaba segura que la recibirían sus antiguos patrones. Viajo a Ribadeo para hacer los trámites del viaje y partieron las dos, madre e hija hacia Argentina.
Luego narra el susto que se llevaron en 1920 cuando supieron del regreso del abuelo, así comenzó una lucha que terminó con la internación en Luján, en ese hospital donde lo conocería su nieta.
Tiró el cuaderno, sufrió mucho al conocer esa historia, no quería que nadie más supiera de ella.
Santizeño el hombre. Portero de departamento, hoy sería encargado.
Borrachín, terminó sus días en Opendoor. Amaba la libertad y la bebida.
No pudo con el vicio. Varias veces logró escapar. Intentaba volver a la familia.
De Luján a Bs. As. Y vuelta a Opendoor.
Ante esos reiterados intentos de conocer a su nieta, su yerno la llevó hasta el hospicio.
El viaje desde Quilmes lo hacen en un Chevrolet 37, de un amigo, fue intrigante para la niña. Conocería a su abuelo (el único vivo).
¡Cuántas dudas!
Hoy no hay recuerdos. De pronto ese cuaderno podría hacerle conocer parte de su historia.
Ahora lee como la abuela viajó a España (embarazada) junto a su marido. Iban en busca de un lugar tranquilo, lejos del convulsionado Buenos Aires. Se instalaron en Santiz, provincia de Salamanca donde había nacido él. Todo iba bien. Nació una niña, su madre, en junio de1910. Al poco tiempo él retomo la costumbre de tomar unos vinos con sus amigotes. Una noche, pasados dos años, llegó borracho e intentó prender fuego a la cama de la niña. La abuela cuenta como decidió en ese momento volver a Buenos Aires y recobrar su trabajo de ama de llaves, estaba segura que la recibirían sus antiguos patrones. Viajo a Ribadeo para hacer los trámites del viaje y partieron las dos, madre e hija hacia Argentina.
Luego narra el susto que se llevaron en 1920 cuando supieron del regreso del abuelo, así comenzó una lucha que terminó con la internación en Luján, en ese hospital donde lo conocería su nieta.
Tiró el cuaderno, sufrió mucho al conocer esa historia, no quería que nadie más supiera de ella.