lunes, 31 de marzo de 2014

Caminemos con el viento

                                                                                  "toda palabra entreteje profecías"
                                                                                                             M.A.Morelli

¿Cómo lograr que los humanos realmente mejoremos?, y como dice Galeano:" ...que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados".
¿Cómo llegar a terminarnos?
¿Qué cualidades cultivar para hacerlo?
 Creo que la paciencia es importante, también saber escuchar. Dejar de mirarnos el ombligo. Buscar el contacto con la naturaleza, el silencio y la soledad. Abandonar esa irritación que tanto abunda. Poder pedir perdón y decir:¡Gracias! Tener siempre una sonrisa.
 Creer que la condición humana es perfectible y proponernos mejorar. No es fácil. Creo que valdrá la pena, llevará mucho esfuerzo, pero no es imposible.
 Aunque estamos muy intolerantes y no sabemos sacarnos esa irritación tan instalada en la sociedad.


domingo, 30 de marzo de 2014

Flotar en la nada


"Lentamente me despojo del brillo de las palabras,/ conduzco los pensamientos, como las sombras/ en rebaño./Lentamente todo lo lleno con la nada.", K. Wvityla.

Descanso en mi casa, desde mi hamaca miro las nubes, las flores y los pájaros. Ningún pensamiento me inquieta.
No quiero retornar a las noticias. Sólo mirar el cielo que me ayuda a ser feliz, a volar, a ser parte del Universo. Olvidar la delincuencia y los recelos, que arriban a través de los medios de comunicación y de las redes sociales.
Mi alma, llena de ésta nada, se eleva a un estado de paz absoluta, libre de palabras y de pensamientos.
B.R.B.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Un cardenal

En el paseo mañanero con mi perro, por las calles del barrio, una mañana me sorprendió entre unos pájaros sedientos, el copete brillante de un cardenal: único, imponente mezclado con gorriones y palomas.
Me llevó al viejo patio. Vi la jaula enorme presidida por este rey de corona bermellón. No recuerdo su canto, sí su prestancia en lo alto de esa cárcel, que un día fue volteada por un gato y provocó la muerte de varios de sus canoros ocupantes. Papá, dolido, la regaló para evitar otro incidente.
Este cardenal me regresó a la infancia.   


martes, 11 de marzo de 2014

Remedio casero

Somos veinte o veinticuatro. Todas encerradas en este maletín negro y cansado.
En invierno nos usaban seguido. El fuego iluminaba nuestro interior,  a través del vidrio grueso y ordinario.
Esa luz, ese calor del alcohol encendido, sobre la espalda del paciente, producían el milagro.
Llegaron la penicilina y los antibióticos. Nosotras ya no servimos.
Terminamos nuestra vida en este cinturón ecológico.
Niños traviesos, que cirujean la zona, nos confunden con vasos. Groseros, vulgares, inservibles.

Nos usarán como proyectiles contra todo lo que encuentren a su paso.



sábado, 8 de marzo de 2014

Los gatos



                                                                            “Confiesa que entibia el agua,
                                                                              antes de realizar esa tarea”       
                                                              
                  
Aún es una niña cuando se jura no casarse. Toma esa decisión ante el mandato de su madre que  dice  que  debe obedecer siempre  a los varones. Única mujer entre dos hermanos, decide que ningún otro hombre la manejará. Cuida a sus padres hasta sus últimos días. Los amigos desaparecen.
Vive en una casa vieja. Se pierden sus pasos en la casona… necesita compañía. Alguien en quien pensar.
 Una mañana encuentra un gato herido trepado a un árbol. Con afecto lo rescata, lo cura, lo alimenta. Él se transforma en  su huésped. El roce del animal en sus piernas es algo agradable y sensual: una compañía. Al tiempo, otros felinos se albergan en la casa. Llega a tener muchos, las gatas se reproducen constantemente, invaden su vida. Mantenerlos no es fácil, requiere trabajo y dinero. El presupuesto crece, intenta diferentes formas para alimentarlos.
 Sólo dos de ellos comparten su tiempo en la casa, los otros disfrutan del patio. Pero su número sigue creciendo.
Por ese tiempo cambian los cables de la electricidad, los pasan bajo tierra. Los operarios estarán  allí por largo tiempo.
Uno de ellos se enamora de la dueña de los gatos, de sus piernas bien torneadas y de sus ojos negros. Al llegar la excavación frente al baldío encuentran un envoltorio con olor nauseabundo. Se hacen mil preguntas.
La mujer explica a su pretendiente que ahoga las crías de sus gatas y las entierra (cuida a sus padres hasta los últimos días, los amigos  y los pretendientes desaparecen).
Confiesa que, previamente, entibia el agua para realizar  esa silenciosa condena.