sábado, 29 de septiembre de 2012

Secretos

Una estrella perdida,en
el inmensurable cielo
donde reinan los astros,
me cuenta sus secretos.


Me habla de amores lejanos,

de amantes perdidos,
de desencuentros...y
aparece, inesperado,
tu nombre en su relato.







viernes, 28 de septiembre de 2012

Llamados

Otra vez llaman
pájaros de la noche.

No quiero oírlos.

...Cuando llegues,
Primavera, de mi alma
huirá el frío.




miércoles, 19 de septiembre de 2012

Mi universo

En mi cielo celeste
ojos tristes /nublados.

Quisiera recordarte con el sol
en los ojos / acariciar
la seda perfumada de tu
cutis /con plumas de garza.

Pies gastados sobre la
Madre Tierra / me llevan
a otro tiempo / lejos de
nosotros y del cielo.

Son rostros / son manos
que me rondan.Llevan
el signo / de los tiempos.
Son surcos / mapa,
allí / en nuestra piel.

Tú / sigues siendo/
Mi universo.

martes, 18 de septiembre de 2012

Altibajos



Las hojas secas
follaje peregrino
duermen el alma



Naufrago entre el encono
y el trabajo.
Decaigo, resurjo.
Dolor, alegría.
Amor, opresión.
Alegato, pesadumbre.
Desazón, exaltación.
Delirio, obsesión.

¡Espero el Sol!

martes, 4 de septiembre de 2012

Melodía inconclusa


En el día de los inmigrantes, un homenaje a mis abuelos genoveses.



Yo los alumbré por las noches.

Suena Schubert…
Estoy sobre el piano. Soy blanca, esbelta, de vidrio o porcelana, no estoy segura.
En mi cintura unas pinceladas rojas y verdes me visten.
Cándida y Esteban me compraron en un viejo bazar de Génova, y luego atravesamos el océano en un barco, que tardó mucho en cruzarlo. Ya frente a Buenos Aires estuvimos tres días para desembarcar. El viento nos aleja de la orilla una y otra vez.
Después, el Hotel de los Inmigrantes; las quintas en Vicente López y Olivos. Allí Esteban, de “sol a sol”, trabaja la tierra. Frutillas y verduras frescas son su recompensa. Sus manos son callosas y fuertes. Es erguido y alto como un álamo, desafía el paso de los años. Sube a los molinos para arreglarlos. Sus hijos disfrutan de lo que él cultiva y de los fideos, que amasa Cándida.
Por las noches los alumbro. Hablan xeneize, su idioma.
Los chicos en la escuela son llamados: los “gringos“, tienen vergüenza, pero se adaptan a esta tierra.
Años después nos vamos a vivir a Quilmes, Esteban será el jardinero en una casa de veraneo.
Cuando llega la electricidad, logro mi descanso. Sólo me encenderán por algún corte de luz.
Pasan los años… y aún estoy aquí. Me destaco, adorno con mi esbeltez. Me admiran. Me acaricia la música del piano con la magia de Schubert.
Es la Sinfonía Nº 7, la Inconclusa, como ese viaje que comenzó en el siglo XIX y dejó sin regreso a su tierra a esta familia genovesa.