Ese
día el humor del cielo había empezado a descomponerse desde muy temprano, y
estaba nublado y fresco, pero no había riesgos de lluvia antes del mediodía. Se
acercaban las lluvias monzónicas de junio en Nepal, la temperatura subirá hasta
pasar los treinta grados. Los turistas ya habían partido y la selva quedó a
merced de la fauna.
Un
tigre alucinado ruge y ataca a un cervato altivo, la madre corre a defenderlo.
El
felino huye como un rayo entre los matorrales húmedos por la niebla matinal,
donde las feronomas de un ciervo macho dejaron su huella.
La
larga vida, de años de lucha por la supervivencia cruel, los hizo desconfiados.
Tanto
el tigre como la cierva, conocen los límites de sus territorios. Las madres
repiten en forma ancestral este acto en defensa de sus crías.
La
especie humana no siempre lo repite. Muchas veces los animales nos dan una
enseñanza.
maravillosa experiencia animal, ¿qué le habrán hecho a las hembras humanas, que le habrán hecho? para que a veces no sigan los mismos instintos de toda la naruraleza,no?
ResponderEliminarme gusta como está presentado el paisaje de la selva y el título! casi como una ironía,por que parece que de elemental no tiene nada los instintos animales...o tal si si te referís a el gran elemento del amor a las crías ya sus códigos de respeto, aún sea por suervivencia
abrazos
digo supervivencia
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