viernes, 5 de abril de 2013

Nati


Vive en Claromecó, en una esquina , donde las plantas cubren la vereda. Es hija de inmigrantes daneses que llegaron en 1906 y se afincaron en  Aparicio  (partido de Coronel Dorrego), donde arrendaban un campo. A los seis años ordeñaba una de las pocas vacas de su padre, muy mansa según nos cuenta.
Los hermanos Larsen fueron once. Ninguno fue a la escuela primaria. Su madre, según cuenta Nati, les enseñó todo lo necesario. Aprendieron idiomas, piano y en la biblioteca,
que poseían en el campo, contaban con más de mil ejemplares para informarse y disfrutar.
Se parece mucho a Nani, la madre de mi amiga Sonia y es tan especial como lo era ella. La cultura del trabajo y el respeto que trajeron sus padres de Europa, y que hoy se ha perdido, las caracteriza a ambas.
Nati viajó mucho y conoce a la gente con sólo mirarla. Practicó y enseñó yoga (ioga, como ella lo pronuncia). Sabe mucho de la vida y de los seres humanos.
Su esposo construyó un hotel en Tres Arroyos y varios chalets en Claromecó. En uno de estos vive hoy. Sola, rodeada de sus perros, su gato, su loro y su inmensa sabiduría.
Fue un verdadero placer conocerla y conversar con ella. Nos invitó a pasar una tarde para tomar mate, pero los pocos días que estuvimos en Dunamar no nos permitió tener ese privilegio.
Espero volver a verla para que me deleite con sus vivencias.


Encontré en Internet noticias de su familia, en el Diario:”La Nueva Provincia” y supe de su legendario hermano Leif o el “Vikingo”, como lo conocían en el balneario de Monte Hermoso.

2 comentarios:

  1. cada uno de nosotros recibe el bagaje de sus raíces, sobre él somos...crecemos y luego terminamos de hacernos...y cada uno en su habitat trasmitimos...bella persona que sabe mostrar en su sabiduría esstá que nos traes hoy...

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  2. Siempre me intrigó esa esquina llena de plantas hasta que un día decidí detener mi bicicleta para ver de que se trataba y tuve la fortuna de conocer a Nati y disfrutar su charla.

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