jueves, 8 de septiembre de 2011

Sospechosos

                       


Focos apagados en esquina tenebrosa. Todo es extraño y sospechoso.
La zona de la escuela, que por las mañanas es un regocijo, al anochecer se puebla de raros visitantes.
¿Los observa sólo ella?
Hay vehículos que se estacionan bajo un farol inútil. Trata de averiguar si hay alguien dentro.
Por la ventanilla izquierda asoma una mano con un brazo tatuado. Pertenecen a un grandote  en musculosa. La amenaza con la mirada.
Camina sin sentido por la plaza. No vuelve la cabeza. Alta flaca, desgarbada. Gasta sus viejos tacones deformados en forma despareja.
¿La acompañan sus fantasmas?

Dos patrulleros estacionan frente a la escuela sin luz. Baja un policía, la mira fijo. Camina más ligero. No le dan las piernas. Está oscuro.
Cree ver que se acerca al sospechoso, que baja del furgón. Intercambian algo.
Corre. No quiere que sepan que los mira. Tiene miedo. Su cabeza bambolea.
Todas las campanas de la tierra suenan en campanarios celeste cielo. La aturden.

Vuelve a la tarde siguiente. Todo se repite.
Ahora son dos autos los que esperan a los policías. Llegan puntuales. Hacen las mismas maniobras sospechosas.
Vuelve a correr. Llega a su casa.
Pasa uno de los patrulleros. El que maneja la observa. Teme que la identifique.

Al día siguiente cambia el recorrido.
Pasa el mismo auto cuando entra a la casa. La luz ácida de la calle la invadió.
Suena el teléfono. No atiende. Tiene pánico.

¿La reconocerán?

2 comentarios:

  1. buen manejo del suspenso
    consigue tu cuento poer al lector dentro del personaje, ve siente teme

    me gustó mucho

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  2. Muy bueno. Me gusta "Sospechosos", Beatriz! (más que el otro que me comentaste hace un rato por teléfono).

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