El
cielo azul no quería llorar
pero lloraba
Este cielo
perdido arrulla mis nostalgias.
Esa voz ausente
derrama silencio en mi
alma
desmedida.
Este hueco frío
de su partida cierra todas
mis
creencias.
No espero nada.
Un manuscrito vencido
escucha el fuego
que lo anula.
No escribiré más. No lo vale.
No tengo ansías
nuevas.
Mi espíritu
amanece sobre la arena del
recuerdo.
Mi aliento
abrumado descubre la aurora
húmeda del río.
El amanecer
aclara mi rígido horizonte.
Mi angustia
regalada, en el crepúsculo,
va y viene
como un rayo.
Cierra puertas.
Escucha. Trae, ese, mi
silencio
predicho.

una foto de esa nostlgia, pero también de un periodo feliz que es parte del alimento de este poema
ResponderEliminarque es la prueba que nunca propongas dejar de escribir, tien altura este trabajo, tiene poeta en crecimiento continuo
y esa sos vos
besos
GRACIAS.
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